martes, 30 de abril de 2019

Primeros dos días en el instituto islandés (I)

Mi destino en Reikiavik es Fjölbrautaskólinn Viđ Ármúla, un centro educativo que imparte clases a alumnos que cursan el equivalente al Bachillerato español y que cuenta también con especialistas e infraestructuras adecuadas (aulas, sillas, camas, ascensores, piscina, etc.) para atender a jóvenes con necesidades educativas especiales y problemas de movilidad.

El propósito de mi visita es realizar una estancia de observación en este centro islandés, en el marco del programa europeo Erasmus+, para conocer directamente cómo es la enseñanza en Islandia y aprender métodos y técnicas docentes que contribuyan a mejorar la forma en que yo, y otros compañeros, transmitimos nuestros conocimientos a los alumnos.

El lunes me esperaban en el instituto a las diez de la mañana y, tras los correspondientes saludos a varios profesores, la jefa de estudios me dio mi horario para el lunes y el martes, a la espera de otro nuevo para el jueves y el viernes. Como en España, el miércoles 1 de mayo es día festivo en Islandia.

En concreto, el lunes estuve en el instituto de 10 hs. a 16 hs. (hora final de clase) y el martes de 8,15 hs. (hora de comienzo de clases) hasta las 16 hs. Ambos días he tenido en medio horas de tiempo libre y para comer; aún así, me ha quedado un horario “completito”.

Como en Islandia no hay secciones bilingües -caso de España, donde puede impartirse Geografía e Historia en otro idioma- y yo no hablo islandés, las clases de observación que me han asignado son las impartidas en inglés, español y francés, por ser lenguas que conozco.

Como tengo ciertas dificultades para publicar textos largos del blog en el ipad voy a comenzar una nueva publicación; de todos modos, aquí tenéis unas imágenes del exterior del instituto de Reikiavik:





Viaje a Reikiavik (III)

Fui entonces a hablar de nuevo con el personal de SAS que, realmente, siempre han sido muy amables conmigo. Me indicaron, de todos modos, que fuera esperando la actualización continua de los vuelos que estaban siendo retrasados pero aún no habían sido cancelados.

La verdad es que no tenía ninguna gana de buscar hotel en Helsinki, entre otros motivos porque no tenía ni anorak ni paraguas, pues los había dejado en la maleta. ¿Debería ya pedir mi maleta al personal del aeropuerto, si es que el equipaje estaba en Helsinki? Además de pensar en mí, me venía a la cabeza la situación de decenas de miles de personas afectadas también por los vuelos, muchos con destinos internacionales y con enlaces de viaje con otras compañías aéreas que podían perderse. Una auténtica faena.

Por lo que a mí respecta, en una de esas actualizaciones de la situación de mi nuevo plan de vuelo, y sin citar origen ni destino, me informaron por correo que mi próximo vuelo había sido cancelado y que no había ya posibilidad de reasignarme otro. Como en la tarjeta de embarque nueva que me habían dado, tras cambiar los vuelos, no venía el número identificativo de los mismos, lógicamente pensé que el mensaje de SAS se refería al vuelo a Oslo y que, por tanto, quedaría varios días atrapado en Helsinki -pues el mensaje decía que, al menos, necesitaría entre 2 y 4 días para encontrar un nuevo vuelo- y tendría que empezar a buscar hotel.

De los mayores cambios iba informando a Helmut, coordinador internacional del instituto islandés y mi contacto con el centro. El propio Helmut, amablemente, me decía que no me preocupara y fuera avisándole del rumbo de los acontecimientos.

Como en el correo que recibí se hablaba de la anulación de un vuelo mío pero no sabía cuál de los dos que me quedaban era el cancelado, fui a preguntar de nuevo al personal de SAS. Además, mi duda era que, a pesar del mensaje recibido, en los paneles de información del aeropuerto el vuelo a Oslo aparecía repetidamente como retrasado pero no cancelado, como sí ocurría con muchos otros.

Al mostrar el correo de SAS al personal de la empresa y ver que acababa de llegarme se quedaron muy extrañados, pues ellos no habían recibido información de la cancelación del vuelo a Oslo. Así que estuvieron haciendo unas comprobaciones y, por fin, vimos que la información que me acababan de dar en el móvil no se refería a mi nuevo plan de vuelo sino al antiguo y, por tanto, el viaje a Oslo seguía vivo. Realmente todo era un caos, pues ya sabíamos que esos vuelos habían sido cancelados y, sin embargo, me estaban informando del tema con un mensaje urgente y como una novedad.

En fin, acabo esta parte del viaje diciendo que finalmente viajé a Oslo y después a Reikiavik -ya tarde a pesar de tener varias horas menos que Helsinki-, pues me asignaron un vuelo con una compañía aérea diferente a la inicialmente prevista. Por supuesto, informé a Helmut de esa buena nueva.

A Reikiavik llegué en un avión muy grande y abarrotado de gente, con muchos pasajeros afectados de una u otra manera por la huelga de pilotos de SAS. En el trayecto al hotel de Reikiavik, casi a la una de la madrugada y con lluvia, frío y fuertes vientos, pensé que, al fin y al cabo, yo había tenido mucha suerte: a pesar de los cambios de vuelos, de los continuos retrasos y de pasearme por los aeropuertos de Escandinavia, había tenido la suerte de llegar a Reikiavik el día previsto. Además la maleta, que pensaba podía haberse perdido en cualquiera de los cuatro aeropuertos en los que estuve el domingo, apareció en la cinta transportadora en Reikiavik. 

Por desgracia, decenas de miles de pasajeros no tuvieron la misma suerte que yo.

Al entrar en la habitación del hotel que tumbé en la cama y me quedé completamente frito. ¡Por fin estaba en Reikiavik!



lunes, 29 de abril de 2019

El viaje a Reikiavik (II)

Tras comprar hace semanas billete a Estocolmo para el sábado (con Iberia) y, desde allí, otro a Reikiavik con escala en Oslo (con Scandinavian Airlines, SAS), el pasado viernes recibo un correo electrónico urgente de SAS informándome de que los vuelos del domingo (ayer) de dicha compañía quedaban cancelados como consecuencia de una huelga de pilotos de ese empresa. En el correo se decía que, cumpliendo ciertos requisitos de compra y fechas (como era mi caso), SAS trataría de solucionar el problema reasignándome en otros vuelos o pagando los costes añadidos que conllevara la anulación del billete y la compra de otro a una nueva empresa. También me informaban de que SAS asumiría los gastos de hotel en Oslo que implicaría la asignación de un vuelo otro día.

Así que salí de Madrid sin saber qué iba a pasar. A Helmut, que me había escrito para decirme que no llegaría a Islandia hasta el jueves, le informé de la huelga d pilotos y de sus posibles consecuencias y le dije que, visto el escenario, quizá llegara a su país antes que yo. De hecho ya me preguntaba yo, surcando los cielos con destino a Suecia, si llegaría a Islandia no ya antes de que se acabara el programa Erasdmus, sino antes de que dejara de existir nuestra propia galaxia.

Consultando el tema en internet pude informarme que, efectivamente, el viernes miles de personas habían perdido sus vuelos y que el caos era total.

Llegado a mediodía a Estocolmo me dirigí a la terminal de SAS, q estaba en la otra punta del edificio.   Había allí unas cuantas personas de SAS perfectamente uniformadas que, al mostrarles mi billete con los itinerarios, comenzaron a ofrecerme zumos, fruta y otros comestibles. Una pena que, con la incertidumbre, no tuviera hambre ni sed algunas, porque en otro momento sí me hubiera puesto las botas.

Me tocó hacer cola para saber qué posibilidades tenía yo de estar en Reikiavik este lunes que os escribo. A veces, medio sentado en la maleta mientras esperaba en la cola, miraba el zumo, la fruta y al personal de SAS y me preguntaba: ¿empiezo a comer y a beber compulsivamente aunque solo sea para hacer gasto a esta compañía aérea que tanta faena me está haciendo?

Por fin llegó mi turno y empecé a exponer mi caso a una amable señora de SAS. La verdad es que le conté mi vida. Realmente se portó muy bien conmigo pues, tras mucho tiempo consultando otras opciones en Internet (ya lo siento por los que iban detrás de mí), consiguió hacerme un nuevo plan de vuelos: el domingo saldría desde Estocolmo a Helsinki, de allí a Oslo y, finalmente, a Reikiavik. La mencionada señora me dijo que, de todos modos, estuviera atento a las posibles novedades que fueran surgiendo en relación con la huelga de pilotos de SAS.

Salí pues por la tarde del aeropuerto d Estocolmo contento con el nuevo plan porque, al menos, me aseguraba llegar a Reikiavik el domingo (aunque fuera de noche y muchas horas después de lo previsto). Tras llegar al hotel me di un “voltio” por los alrededor sin dejar por ello de prestar atención al desarrollo de la huelga de pilotos. Según la prensa, cientos de vuelos habían sido ya cancelados y decenas de miles de personas habían tenido que alterar sus planes.

En la mañana de ayer, domingo, volví al aeropuerto de Estocolmo. Facturé la maleta y me dijeron que no me preocupara por ella porque, a pesar de la huelga y de las escalas que tendría que hacer, el equipaje llegaría sin problemas a Reikiavik.

Llegué a Helsinki por la mañana, en la hora prevista. Aún me quedaban horas de espera para volar a Oslo. Sin embargo, al cabo de algo más de una hora de espera me llegó al móvil un mensaje de SAS informándome de que, como consecuencia de la huelga, el vuelo a Oslo iba a retrasarse al menos una hora. Empecé a tener un hambre voraz y, mientras mordía mis uñas, me dirigí a uno de esos restaurantes de aeropuerto a ponerme las botas.

Poco después de comer recibo un nuevo mensaje de SAS informándome de un nuevo retraso del vuelo a Oslo, que la propia compañía aérea me indicaba que ya no garantizaba que fuera a realizarse. También me decían que, en caso de ser así, SAS pagaría mis gastos de alojamiento en Helsinki, pues cumplía los requisitos adecuados (comprado por internet en la propia web de SAS, en determinadas fechas y con el código inicial de compra indicado por la empresa). Comencé entonces a entrar en estado catatónico-citoplástico.


El viaje a Reikiavik (I)

¡Hola a todos desde Islandia!

Antes que nada deciros que es un auténtico milagro que hoy os escriba desde este país. Como sabéis, voy a estar aquí la presente semana en una estancia de observación docente que forma parte de un proyecto Erasmus+ que presentamos el curso pasado y que fue seleccionado por las autoridades correspondientes.

El plan inicial era ir a un instituto en Dinamarca pero, de allí, me escribieron diciendo que no eran buenas fechas para ellos. Mi consulta inicial fue, como me recomendó Santi, director de nuestro centro, ir allí durante nuestra Semana Cultural. Tampoco les vino bien la segunda posibilidad que les presenté, la semana del 1 de mayo festivo, también recomendación de Santi.

Así que, sin “comerme el coco” viendo otros institutos, pedí a Clara la dirección del contacto con Islandia: un amable y experimentado profesor llamado Helmut. Él me respondió que tampoco era buena para ellos la fecha de nuestra Semana Cultural, pues creo recordar que es tiempo de vacaciones para ellos, pero sí le pareció bien la segunda opción de la última semana de abril y primera de mayo.

Ya con el permiso del centro islandés consulté precios y billetes a Islandia para el pasado sábado o domingo. Como sabéis, cuando hay que viajar en fechas determinadas y con poco tiempo de antelación de reserva no hay muchas posibilidades de elegir vuelos; en mi caso, el viaje a Islandia en esos días era muy, muy caro. Sin embargo, encontré una opción más barata: ir el sábado a Estocolmo y, desde allí, coger un avión a Reikiavik al día siguiente. A pesar de tener que pasar la noche en un hotel -pues no tenía intención de andar tirado y frito en los pasillos de un aeropuerto sueco- el precio de esta opción seguía siendo mucho más barato que el de otras posibilidades de llegar en los días previstos a Reikiavik.

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Bueno, ahora envío este primer texto para que no me ocurra lo que tantas veces me ha pasado en la plataforma Rayuela: que escribo textos que, no sé porqué, acaban sin enviarse, pierdoel contenido y tengo que volverlos a escribir.

A ver qué pasa con esto.

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Hoy 10/07/19 toca visita Riverland Biofarm

Nuestro día comienza muy temprano, a las 7:30 am ya estabamos dirección a la Biofarm. La temperatura a las 8:00 am es de 30°, muchísimo cal...